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Alguien que no existe

Sep 18 2019 - Sep 18 2019

Alguien que no existe

Raros y solitarios

Javier Goñi

   

"La frágil transparencia de la vida" es un verso del poeta extremeño Álvaro Valverde (Plasencia, 1959), autor además de algunos libros en prosa y, con esta que ahora aparece, de dos novelas; un verso, aquél, que define muy bien el paisaje de este relato, que trata de seres raros y solitarios, vidas grises y disimuladas las de éstos, gastadas o malgastadas -vividas, en todo caso- en una ciudad innombrada, extremeña por supuesto. Detrás de toda vida vulgar, gris, se dice -en tópico que no hace mal a nadie-, hay una novela, la novela de esa vida. Y novelas tienen los de esta cuadrilla de personajes muchos de ellos atrabiliarios -uno escribe "atrabiliario" y amanece inevitablemente en el horizonte el nombre de Luis Mateo Díez, que es quien más sabe, y más sabiamente, de historias provinciales, de vidas atrabiliarias-. Un oscuro funcionario municipal justifica su larga vida dedicada a la más polvorienta de las burocracias, la de ayuntamientos y otras oficinas siniestras, recogiendo en un manuscrito de incierto destino un puñado de esas vidas grises: "Nosotros, los solitarios" podría titularse ese manuscrito si no fuera porque ya otras plumas lo han utilizado, y por ahí discurren vidas de santos bebedores, ferroviarios locos por la filatelia, novilleros de fama efímera, flor de un día de la fiesta nacional, canónigos que trocean sus pasiones confesables entre la música y los toros, poetas sin brillo, vencidos de todas las guerras que se reducen a una, la nuestra (como decían algunos antes), historiadores (muy) locales, cronistas oficiales de la villa, divisionarios conservados en el congelador de la estepa rusa, pintores coleccionistas de atardeceres, eruditos provinciales, que van y vienen, en este manuscrito hallado en un cajón municipal, con el peso de su vida a cuestas, como la bola de hierro que llevaba encadenada a un tobillo el preso de los tebeos infantiles. Este repaso a vidas grises, que va iluminando esta novela de Valverde sin mucha estridencia pero sí con acierto, queda arrumbado, de forma intencionada, en un cajón, por si alguien tiene a bien descubrirlo y que se tope con un lector y vuelva, así, a ponerse en movimiento la cuerda de presos: el probo funcionario, quien hurta al erario público estas horas dedicadas a dar vida a las de esa cuadrilla de personajes atrabiliarios y así dar a conocer, por personas interpuestas, a jirones, su propia vida, la del probo funcionario. Vida de vidas este manuscrito que, a su vez, descubre el autor del epílogo, su sustituto municipal, quien intenta saber algo más de su antecesor. Y ambos, éste y aquél, surgen de la imaginación del poeta autor de ese verso antes citado ("la frágil transparencia de la vida") y de esta novela que se detiene, con buen pulso y evidente acierto, en las pequeñas cosas, en esas cosas sin importancia que dan vida a tantas y tantas vidas grises que se confunden en el horizonte, aunque cada una de ellas tienen una luz especial, propia, la de los ojos de esos raros, solitarios, atrabiliarios. Esos ojos son puntos luminosos en la oscuridad y con su lápiz de chupatintas el probo funcionario los va uniendo a ver qué sale: acaso una vida, gris, sin duda, pero vida, en definitiva.

 

Alguien que no existe. Seix Barral. Barcelona, 2005.  

 

* Este artículo apareció en la edición impresa del sábado, 19 de marzo de 2005.

https://elpais.com/diario/2005/03/19/babelia/1111193420_850215.html

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Date
  • Sep 18 2019 - Sep 18 2019

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