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PORQUE OLVIDO

Álvaro Valverde

PORQUE OLVIDO

PORQUE OLVIDO. DIARIO 2005-2019

           Solvitur ambulando

Siempre quise llevar un diario. En las agendas, libretas y cuadernos que hay por casa no faltan, entre versos y veras, anotaciones personales acerca de lo que a uno le había ocurrido o le estaba sucediendo o se le pasaba por la cabeza en un determinado momento. Y eso desde que empecé a escribir, al final de la adolescencia. La misma época en que comencé a leer con la pasión debida los diarios de otros, un fervor que no ha cesado. Sin embargo, fui incapaz de mantener un diario con la debida asiduidad y la obligada exigencia hasta que el 2 de mayo de 2005 inicié la publicación de un blog en Internet. “Por intentarlo que no quede”, dije entonces, y ya han pasado catorce años.

Tuve claro desde el principio que lo iba a llevar a cabo con la mayor exigencia posible, con el mismo rigor con el que siempre he intentado escribir un poema, una recensión o un artículo. Con la sutil diferencia de que sería mi propio editor y, en consecuencia, responsable incluso del diseño y la tipografía, algo más que el mero uso de diversos tipos de imprenta.

Analógico irredento, confieso que a lo largo de estos años he abrigado la esperanza de que esas páginas virtuales acabaran estampadas en papel. Por eso me costó poco aceptar la propuesta de la Editora Regional de Extremadura, cuando se me sugirió trasladar lo personal de esa bitácora –lo que ahora llamo diario– a un volumen de su acreditado catálogo. Nunca dudé menos de la pertinencia de la famosa frase de Juan Ramón: “En edición diferente, los libros dicen cosa distinta”, aunque aquí no estemos hablando exactamente de eso, siquiera sea por los matices tecnológicos que caracterizan a un blog. Lo pude comprobar cuando aparecieron algunos párrafos en la revista Clarín a instancias de su director, José Luis García Martín. Por lo demás, uno, qué remedio, sigue creyendo que la pervivencia de las letras, si se da, está de parte de ese viejo invento compuesto por un determinado número de hojas encuadernadas.

Contra lo que suele ser costumbre, tampoco me ha supuesto demasiado esfuerzo encontrarle un título. “Porque olvido” forma parte de un verso de mi primer libro, Territorio: “escribo hacia el pasado porque olvido”. Esa intención está en el origen de esta aventura que si por algo se caracteriza es por su carga de memoria. Y eso que, como dijo el poeta venezolano Juan Sánchez Peláez, “La memoria es una copa frágil”. Algo que se ha puesto de evidencia cuando, al seleccionar los contenidos, he rescatado recuerdos del olvido.

Con todo, estoy de acuerdo con el bibliógrafo José Luis Melero, cuando dice: “el diarista, a diferencia del memorialista, carece desde luego de una visión reposada de los acontecimientos. El diarista, por tanto, trabaja con las impresiones antes que con los recuerdos”.

En ese rincón, como suelo llamarlo, he ido acumulando anotaciones particulares, sencillas reflexiones sobre la vida, la política cultural o el arte (la poesía ante todo), lecturas y reseñas de libros (uno, a la manera borgeana, se considera más que nada un lector), crónicas de actos públicos (los pocos que soporta un solitario poeta de provincias, extremeño por más señas) y narraciones de breves viajes, así como numerosas citas de diferentes autores (escritores, pintores, arquitectos, etc.), palabras que al cabo hice mías. He dejado fuera todo aquello que queda al margen de lo, digamos, más personal. También las opiniones y comentarios políticos, entre otras razones, seré claro, porque eso hubiera imposibilitado la publicación del libro en una editorial institucional. Éste no era el sitio del polemista. Aquí hay, sobre todo, crónica y diario. Se trata, ya se dijo, de una muestra selectiva.

Apenas he corregido nada. Alguna errata, cierta frase, varios nombres…

Para facilitar el trabajo a quien lee y prescindir de enojosos estorbos, he evitado especificar la procedencia de los epígrafes que incluyo. Quien quiera saber su origen, de qué libro, poema, entrevista o artículo está tomado, puede ir al blog (http://mayora.blogspot.com) y consultar en los archivos ese dato concreto y si quiere, gracias al correspondiente enlace, leerlo por completo. Eso y todo lo demás.

Ojalá se perciba que lo sustancial de lo reunido se acoge, por encima del soporte, a un determinado tono, lo único que de verdad importa cuando de literatura se trata. Cada diario, en fin, lo es a su manera.

Solvitur ambulando, le dijo el viajero Patrick Leigh Fermor al trotamundos Bruce Chatwin: “se resuelve caminando” o “todo se arregla caminando” (ha dicho otro), lema que figura al frente del blog y que recoge, junto a la ilustración de la encina solitaria (fotografiada por Nicanor Gil), el espíritu de este lugar.

 

Plasencia, 8 de agosto de 2019

alvabe@gmail.com